La clase media ha crecido, pero la brecha sigue siendo la misma

La clase media ha crecido, pero la brecha sigue siendo la misma

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En la misma situación se encuentran lo urbano y lo rural, y la costa y la sierra. Los programas sociales han contribuido con disminuir estas brechas, pero todavía hay comunidades a las que el crecimiento no ha absorbido. Incluirlas es uno de los retos para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.

Como parte del panel “Erradicación de la pobreza y reducción de las desigualdades”, que se realizó en el marco de la IV Conferencia Académica “Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): Balance y perspectivas al 2030”, reconocidos expertos del Consorcio de Universidades difundieron sus recientes investigaciones enfocadas a cumplir con los objetivos “Fin de la pobreza” y “Reducción de las desigualdades”.

Estuvieron a cargo del panel los especialistas Javier Iguiñiz Echeverría, por la Pontificia Universidad Católica del Perú, Magaly Blas Blas, por la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Enrique Vásquez Huamán, por la Universidad del Pacífico, y Rosa Durán Fernández, por la Universidad de Lima, quienes explicaron que, actualmente, en países como el nuestro, es prioritario evaluar la pobreza, porque sigue constituyendo un gran reto a enfrentar: “La clase media ha crecido, pero la brecha es la misma con el de arriba. Los mismo pasa con lo urbano y lo rural, y con la sierra y la costa”, dijo Iguiñiz.

En tanto, también es importante entender que la pobreza está interrelacionada con la salud, y que cualquier lucha contra ella debe tener un enfoque en este ámbito. Se ha demostrado que la tuberculosis disminuyó, cuando la pobreza se redujo y mejoró la calidad de vida de las personas. Asimismo, si una persona, económicamente estable, se ve afectada en su salud, esto puede conllevarla a la pobreza, mencionó Blas. Añadió que los programas de transferencia condicionados, como Juntos, son muy importantes, porque logran que las embarazadas asistan continuamente a sus chequeos, si quieren recibir el bono del programa, lo cual permite que lleven un mejor embarazo. Lo mismo sucede con la exigencia de vacunación y de asistir a la escuela, en el caso de los niños.

Sin embargo, se debe investigar más sobre las implicancias de los fondos que entregan estos programas sociales porque algunos de los beneficiados los destinan a temptation goods, es decir, comida no nutritiva. En ese sentido, el nuevo gobierno debe invertir más en información, educación y capacitación, remarcó Enrique Vásquez. Dijo también que aún hay comunidades que han sido dejadas de lado, a las cuales el crecimiento del país no ha absorbido. “Mostrarlos es parte de los objetivos de desarrollo sostenible y todavía falta más información sobre esas comunidades”, indicó.

Por su parte, Rosa Durán agregó que ahora el reto es mayor que hace unos años porque “la pobreza extrema ha disminuido y acortarla más implica un desafío más grande, es más difícil”. Pero, cabe destacar que la infraestructura es fundamental para insertar de mejor manera a la población y generarla en zonas que más la necesitan es un paso importante. Aunque, será necesario preguntarnos ¿Qué tan frágiles somos para volver a caer en este problema?, enfatizó.

En ese sentido, explicaron que preguntarnos si es la estructura productiva o la política social la que define la desigualdad; si es el emprendedurismo una consecuencia de la pobreza y no es que saque de la pobreza a los países, sino que es la única opción; por qué distritos como La Unión (Arequipa), ubicado en el puesto 167 de los distritos más pobres, ocupa el segundo lugar en esperanza de vida al nacer; si es mejor tener enfoques preventivos en salud y diseñar intervenciones que ayuden a prevenir enfermedades para disminuir la pobreza; por qué hemos dejado de lado a grupos como los indígenas, los discapacitados, las mujeres jefas de hogar, los jóvenes de 18 a 30 años que no trabajan; si la felicidad y los valores están relacionados o no con la pobreza; si los programas sociales están generando resultados que muestren un incremento de la calidad educativa; si en una población específica, su mejora de bienestar está relacionada con mejorar la infraestructura, la nutrición o los ingresos; y cómo funciona el mercado laboral de manera específica, para cada comunidad, son algunas de las líneas de investigación que aún nos falta explorar más y que es necesario profundizar para entender la dinámica de los factores que generan el aumento de las brechas de pobreza y desigualdad en el Perú.

Retos del Consorcio

Los expertos señalaron también que el Consorcio de Universidades tiene muchos retos en la actualidad y de cara al 2030. Enrique Vásquez destacó que como consorcio “debemos dar un giro en la inversión de nuestros recursos, debemos invertir en las personas”, además, se deben lograr sinergias que permitan compartir mejor nuestros saberes. Para ello, es preciso que las universidades inviertan menos en cemento y más en conocimiento. Por otro lado, necesitamos que este gobierno le dé una mirada más multidisciplinaria a la asignación de recursos para que instituciones como Concytec financien más investigaciones de humanidades y ciencias sociales y, así, tener un mayor conocimiento sobre comunidades específicas del país, que todavía no hemos explorado, afirmó.

Magaly Blas coincidió en que el reto es conseguir financiamiento para hacer investigaciones más específicas del país y que el gobierno debe contribuir con esto.

En tanto, para Javier Iguiniz, al 2030, el consorcio debería ser una política estatal por la buena labor que viene realizando. Mientras, para Rosa Durán se tiene la oportunidad de establecer lazos con universidades del interior del país, ya que esas alianzas con ellos permitirán recoger cosmovisiones que no están en ningún lado.

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